Faltan menos de 24 horas para que
empiecen a deslizar las piedras sobre el hielo de Champéry y para que la
atención recaiga por fin en el curling después de unos días previos muy
revueltos con sentencias judiciales por medio y con la renuncia de un equipo (más
bien de su federación) a participar en el Europeo con todo lo que ella
conlleva.
Suiza buscará reeditar su título
masculino (competición que se disputa en The Palladium) del año pasado aunque
no será una tarea sencilla a pesar de jugar en casa ya que al acecho están
grandes equipos. No es ninguna sorpresa situar en ese grupo de máximos
favoritos a la Noruega de Thomas Ulsrud o a la Suecia de Niklas Edin (aún con
un equipo totalmente renovado). Tanto que, aunque luego el hielo dictará
sentencia, todo lo que pase porque no estén en el podio se puede considerar
casi una sorpresa mayúscula.
Junto a ellas, y quizá en un
escalón inferior, están al acecho otras selecciones como Escocia (David
Edwards), Dinamarca (Sven Michel) o incluso la República Checa con Jiri Snitil
a la cabeza y quizá la Rusia de Evgeny Arkhipov. Esta división A la completan
Alemania (Alexander Baumann), Italia (Amos Mosaner) y Letonia (Ritvars Gulbis).
Tres selecciones que, en principio, están predestinadas a luchar por evitar el
descenso si bien huir de él este año tiene premio en forma de Mundial ya que el
octavo clasificado (los dos últimos descienden) disputará un challenge al mejor
de tres partidos con el campeón de la división B por la última plaza europea en
el Mundial.
Una vez concluido el round robin,
los dos últimos descenderán y los cuatro primeros lucharán por el título bajo
la modalidad page. Es decir, el primero se enfrentará con el segundo por una
plaza en la final, mientras que el tercero se medirá con el cuarto y el ganador
jugará la semifinal con el perdedor del primero contra el segundo.
Conviene recordar también que en
este Europeo ya estará vigente la norma de que solo se disputará con mucho un
tie break por lo que el resto de desempates se desharán a partir de los DSC
(lanzamientos al centro) que también cambia ya que, en esta ocasión, serán dos
los jugadores de cada equipo los que hagan el tiro antes de cada partido y
todos los miembros tendrán que realizarlo al menos una vez a lo largo del
torneo.
Más revuelta llega la división B,
que se jugará en el Verney Arena, donde participa España (que este año estará
representada por el equipo de Puigcerdá, Carles de Moxó, Jordi Diví, Jordi Mas
y Eduard Ferrer, junto a Carlos Lorente) con el único objetivo de mantener la
categoría. Algo que cada vez se está poniendo más complicado para un país en el
que no se cuenta con ninguna pista de hielo dedicado.
En el camino para evitar ese
descenso se medirá, dentro del grupo azul, con Hungría (Krisztian Hall),
Polonia (Borys Jasiecki), Rumanía (Allen Coliban), Gales (Adrian Meikle),
Austria (Sebastian Wunderer), Bélgica (Timothy Verreycken) y Finlandia (Aku
Kauste), respectivamente y en este orden. Para conseguir el objetivo, España
deberá eludir la última plaza del grupo. España debuta mañana a las 16 horas
contra Hungría.
El grupo negro, por su parte,
está conformado por Holanda (Jaap van Dorp), Croacia (Alen Cadez), Estonia
(Harri Lill), Israel (Adam Freilich), Lituania (Mantas Kulakauskas), Inglaterra
(Alan MacDougall) y Turquía (Alican Karatas). Francia estaba encuadrada también
en este grupo pero su federación ha decidido no presentar al equipo por lo que
perderá todos sus partidos y descenderá a la división C.
Los dos primeros de cada grupo se
clasificarán a los playoffs page. En ellos se medirán los dos que hayan
concluido primeros de su grupo por una plaza de ascenso y en la final y en la
otra los dos segundos. El que gane de los segundos se medirá al perdedor de los
primeros por la segunda plaza de ascenso. El campeón de la división B jugará un
challenge contra el octavo de la división A por un lugar en el próximo Mundial.
El torneo se podrá ver, un año más,
a través de Eurosport y Youtube.
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